Diario de una procrastinadora // Día 6
Tomar decisiones. Organizar el tiempo y el caos. Sostener o demorar. Una carrera que a veces gano y casi siempre me deja sin aire. Descanso, retomo. Aquí va mi diario, si consigo escribir todos los días.

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DÍA 6
Es el mediodía, empiezo un borrador del texto de mañana y ahora vuelvo a esta página, con el escrito que ayer no mandé. Edito, repaso, quito, añado. Y solo cuando esté convencida, pulsaré el botón de "enviar". A la luz del día suelo tener más seguridad para este trabajo ortográfico, estilístico, gramatical, mientras la nocturnidad es mejor mentora de líneas locas y fluidas.
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Se acaba la noche. Tenía un montón de ideas que quedaron difuminadas en notas, dispersas en pensamientos volátiles que, ahora, después de una cena larga y conversada, no logro volver a atrapar.
Leo, porque este fin de semana tengo un taller de escritura online (dos jornadas de cuatro horas en zoom) y resigo el link de textos variados que nos enviaron como bibliografía del encuentro. Uno de ellos es un perfil de la cantante Adele, así que la he buscado en Spotify y ella musicaliza ahora mis musas y monstruos.
Leo esas creaciones ajenas. Relucen como diamantes algunas de las frases cuando me convencen sus geometrías; algo en la arista de un verbo certero, de un adjetivo necesario. Otras me parecen un tanto pretenciosas y se van destiñendo mientras avanzo en la lectura. Charcos grises que salto con mis botas de goma amarillas.
Escribo. Hay algo en el acto de traducir la oscuridad densa de mis pensamientos, que me produce alivio o una alegría azul y refrescante.
Escribo. También puedo sufrir, cuando el producto es un espejo deformado de lo que quería expresar. Cuando no le hace justicia a la poesía que soplaba en mi interior.
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Acabé hoy el documental sobre Oliver Sacks que había empezado ayer. Me emocionó. Hijo de judíos ortodoxos, desahuciado por su madre cuando anunció que era gay, demasiado artista para ser respetado como científico, demasiado científico para encumbrarse como escritor, encontró el reconocimiento en la comunidad médica recién cuando tuvo éxito en Hollywood una película basada en su libro “Despertares”.
"Pedazo de hipócritas", pienso.
Es difícil reconocer en ese anciano afable al físicoculturista de chaqueta de cuero sentado en una moto que aparece en la portada de sus memorias. En el documental le enseñan ese libro, recién salido de imprenta, y sonríe: “ah, mi foto sexy”.
Lleno de contradicciones y honestidad, célibe durante 35 años, conoció el amor después de los 70 . En la plenitud de sus facultades, con sus memorias recién publicadas a modo de genial presentimiento, comunicó que acababan de diagnosticarle un cáncer que le dejaba seis meses de vida.
Usó esas semanas escasas o eternas para seguir escribiendo y uno de los últimos textos fue sobre la creatividad, según dicen en la película. Apunto mentalmente que voy a buscarlo.
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Estoy al principio de un libro: “Pensar lento, pensar despacio”, de Daniel Kahneman, que apareció entre las cosas de mi hijo y que me sonaba de algo.
Compruebo que efectivamente figura en las citas bibliográficas de “Focus” cuando coinciden en la descripción de dos sistemas de pensamiento que se coordinan en nuestra psicología:
el sistema 1 ( el "ascendente" de Goleman) y
el sistema 2 (descendente).
El primero es nuestro “piloto automático”, que es muy rápido y no requiere esfuerzo.
El segundo es el que necesita una acción voluntaria y una atención concreta.
Si vas conduciendo y sabes cúando apretar el freno y cuándo el acelerador, lo haces con el sistema ascendente. Y si, de pronto, escuchas en el GPS que tienes que girar en la primera salida de la rotonda y te das cuenta de que te has pasado, será tu sistema descendente el que se hace cargo del asunto.
Con estas lecturas de trasfondo, voy a buscar alguna pista sobre ese texto de Sacks que habla de la creatividad. Descubro que se trata de su póstumo “El río de la consciencia”.
Ahí asegura (copio y pego):
“La creatividad implica no solo años de preparación y entrenamiento conscientes sino también una preparación inconsciente. Este periodo de incubación resulta esencial para permitir la asimilación e incorporación subconscientes de todas nuestras influencias y fuentes , y para reorganizarlas y sintetizarlas en algo propio.”
Dice que no se trata del inconsciente freudiano “rebosante de temores y deseos reprimidos” ni del inconsciente cognitivo (aquel ejemplo del coche) “se trata por el contrario de la incubación de problemas enormemente complejos llevados a cabo por un yo oculto y creativo”.
Sacks, Goleman y supongo que también el autor de “Pensar rápido, pensar despacio”, hablan de los momentos de vacío, de mente errante, de esa conexión con la parte más intuitiva que es como un profundo lago donde podemos ir a pescar asociaciones, memorias y pensamientos originales.
Ocurren cuando no estamos trabajando en las soluciones, sino relajadas en una caminata, una ducha, o a punto de quedarnos dormidas.
Estas afirmaciones con base científica me dan esperanza. Me digo que, después de todo, pueden dar algún fruto estas asociaciones libres, esta casi amnesia que me sobreviene luego de leer algo: a veces llego a la mitad de un libro y descubro que ya lo había sacado antes de la biblioteca porque dos veces logró cautivarme la misma contraportada.
Corto y pego de "El río de la consciencia":
“La cuestión no es el hecho de 'tomar prestado', 'imitar', o 'copiar', de estar 'influido', sino lo que uno hace con lo que toma prestado, imita o copia; con qué profundidad lo asimila, lo incorpora, lo combina con sus propias experiencias, pensamientos y sentimientos, qué lugar ocupa con relación a sí mismo y cómo se expresa de una manera nueva y propia. El tiempo, el 'olvido' y la incubación son igualmente necesarios antes de poder llevar a cabo un descubrimiento científico o matemático profundo.”
Así que se trata de observar y soltar. Inspirar y exhalar. Tomar colores, olores, sonidos, texturas, formas y dejar que de una manera orgánica se acomoden en nuestras creaciones.
Ahora sí, pongo punto final antes de añadir y quitar tanto que vuelva a perderme.
Notas al pie:
Libros:
Pensar rápido pensar despacio
Documentales y películas
Oliver Sacks, una vida
Artículos
Oliver Sacks, autobiografía En Movimiento, La vanguardia
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