Diario de una procrastinadora // Día 9
Tomar decisiones. Organizar el tiempo y el caos. Sostener o demorar. Una carrera que a veces gano y casi siempre me deja sin aire. Descanso, retomo. Aquí va mi diario, si consigo escribir todos los días.

DÍA 9
Avancé a buen ritmo hoy con el trabajo hasta la hora de comer y después me detuve abruptamente en una siesta. Para volver a sentarme frente al ordenador tuve que tomar el segundo café del día (no lo hago nunca, mi costumbre por la tarde es té o mate, que tienen, respectivamente, teína y mateína).
Yo sé que acabaré cayendo en esa demora autoflagelante cuando la acción dependa solo de mi fuerza de voluntad. Y por eso uso varias estrategias para prevenir esos momentos tan incómodos.
Ayer tuve mi primera sesión de escritura con los compañeros de un curso de periodismo narrativo. Cada martes, durante tres meses, nos acostumbramos a escribir con una consigna para luego ver nuestros textos destruidos por la profesora con argumentos sólidos y contundentes. Ahora mismo pienso de cuántas maneras criticaría este inicio, y eso que ya lo empecé tres veces.
Cabe decir que a todos nos ha hecho también algún elogio que guardamos como tesoros. Y que se trata de una escritora, editora y jurado de concursos literarios, de primer nivel. El listón estaba muy alto.
Cuando nos quedamos sin el saludable ejercicio de escribir para leer en voz alta y recibir opiniones ajenas, uno de los participantes invitó al resto a continuar con la dinámica.
Un tema que salió ayer fue la necesidad de una fecha límite y el compromiso con el grupo para sentarnos a escribir, casi siempre a último momento.
Los grupos de apoyo son una estrategia que uso de forma habitual para prevenir la procrastinación. Saber que otras personas están pasando por lo mismo, incluso que algunas de ellas transitan fases superiores del proceso, y que pueden socorrerme, me ayuda a avanzar en toda suerte de objetivos.
Por esa razón, en 2004 cofundé un grupo de apoyo a la lactancia materna cuando ya había salido de la etapa más dificil con mis hijxs mellizxs prematurxs: no sólo para transmitir lo que había aprendido (hice una formación específica, la única cosa que podía estudiar llevando encima a dos bebés que se alimentaban casi todo el tiempo) sino para recibir ayuda yo misma en ese proceso del que aún me faltaban años.
Si creía que lo complejo era superar las primeras semanas en una incubadora, era porque aún no sabía la convicción que necesitaría para sostener una lactancia prolongada; después de los doce meses la mayoría de las personas creen que una secta te ha lavado el cerebro. Tenían ya tres años y habían comenzado la escuela cuando negociamos el destete sin mayores obstáculos. El grupo aún seguía funcionando una década más tarde.
También me uní a un networking de emprendedoras cuando, tras un largo periodo de trabajo en pareja, decidí hacer un proyecto por mi cuenta. En ese entorno recibí la confianza de mujeres que supieron que era capaz de hacerles una web antes de que yo misma me lo creyera.
Y pienso cuánto dan para la narración y el desarrollo de personajes estas reuniones en grupo. Hice el ejercicio de recordar algunas escenas de series y películas y me ha salido una lista de géneros de lo más variados:
Madres trabajadoras. En esta serie canadiense unas mujeres que deben volver a sus puestos laborales luego de la baja maternal, se reúnen en un grupo de crianza. El humor es políticamente incorrecto, las actuaciones y los diálogos transitan con inteligencia temas esenciales e incómodos. Odian a la madre perfecta del grupo, aunque todas demuestran sus lados brillantes y oscuros.
Dead to me. Las dos protagonistas se conocen en un grupo de duelo. Como en Working moms, el verdadero apoyo surge fuera de las reuniones, en unas larguísimas conversaciones telefónicas durante sus insomnios. Y a partir de ahí se va tiñendo de policial.
Buscando a Nemo. ¿Cuántas veces la habré visto? "Dime qué película animada te sabes de memoria y te diré qué edad tienen tus hijos". Dory, la pez que no recuerda nada a corto plazo, va a una reunión de tiburones que no quieren ser carnívoros y cuyo lema es que los peces son amigos, no comida. "My name is Dory, Hi Dory", he llegado a soñarlo.
Flaked. En el distrito californiano de Venice Beach, un ex alcohólico va a las reuniones de AA y recorre su atractivo barrio hipster en bicicleta, no por conciencia ecológica sino porque le han quitado el carnet de conducir. He encontrado críticas demoledoras, aunque recuerdo que me gustó.
Pure. Una chica que solo piensa en sexo y también va a reuniones para hablar de su traumática obsesión. Seis capítulos de media hora que vi sin pausas.
This is us. El trillizo que es actor famoso dentro de la serie, cae en una adicción de la que solo logra salir a base de reuniones de doce pasos. Me enganchó de una manera adictiva, aunque no acabo de decidirme si es buena o no. Me gusta mucho la forma en que va intercalando las épocas: pasado, presente y futuro se mezclan en cada capítulo sin previo aviso. Sin embargo, los diálogos me resultan poco naturales y quieren abarcarlo todo con un puntito aleccionador.
Breaking bad. Jesse, el coprotagonista, va a una clínica de rehabilitación donde tienen sesiones terapéuticas al aire libre.
Los Soprano y House of Cards: no las he visto, sé que también tienen escenas con reuniones para alcohólicos. En Mad Men, aunque Don bebe alcohol a destajo, creo que nunca acude a este recurso, y lo que recuerdo es un grupo de terapia casi al final de la última temporada.
No te preocupes, no llegará lejos a pie. Una película de gus Van Sant en la que Joaquin Phoenix tiene encuentros con un estrafalario grupo de ex alcohólicos para salir de la adicción que lo dejó en silla de ruedas. Basada en la historia real de un dibujante que tocó fondo hasta conectar con su creatividad.
También he recordado libros (el excepcional "Iluminada", de Mary Karr) y seguro que seguiré acordándome de párrafos y escenas con círculos de gente desnudando sus costados más vulnerables, durante días.
Uno de los primeros reportajes que hice como periodista en los '90 fue a un ludópata que me explicó como logró salir de la adicción por la que llegó a vender todos los electrodomésticos de la familia para jugar al póker electrónico. En las reuniones de Jugadores Anónimos, también empezaban con la famosa plegaria:
Dios, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia.
Oración que aplica a madres lactantes, emprendedoras con proyectos ambiciosos, personas adictas al porno y toda clase de procrastinadores anónimos o célebres.
Hasta mañana.
Notas al pie:
Series
Madres trabajadoras
Dead to me.
Flaked
Pure
This is us
Breaking Bad
Los soprano
House of cards
Mad Men
Películas
Buscando a Nemo
No te preocupes, no llegará lejos a pie
Libros
Iluminada, Mary Karr, Ed Errata Naturae
Otros
Historia wikipédica de la plegaria de la Serenidad, lema de alcohólicos anónimos
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