Diario de una procrastinadora // Día 14
Tomar decisiones. Organizar el tiempo y el caos. Sostener o demorar. Una carrera que a veces gano y casi siempre me deja sin aire. Descanso, retomo. Aquí va mi diario, si consigo escribir todos los días.

DÍA 14
Me arrastro estos días. Una atleta de 20 años gestiona mi mente y mis expectativas; una señora de 80 se encarga de mi cuerpo y mi energía.
Discuten a veces, otras negocian; en la mayoría de las ocasiones se atacan a traición. La anciana le da un somnífero a la joven y caigo en una siesta de varias horas. O la deportista de élite le sirve un café doble a la jubilada y me siento frente al ordenador a machacar tareas de la lista.
Suerte que me gusta mi trabajo y que soy mi propia jefa permisiva.
Suerte que tengo la prole ya mayor y un compañero para enfrentar sus exigencias de adolescentes en desarrollo.
Suerte, o más bien trabajo. Decisiones que he defendido "a capa y espada", "contra viento y marea", diciéndome que "no por mucho madrugar amanece más temprano" (mi madre es muy de dichos y para cada ocasión tiene el adecuado).
Mi jornada de trabajo ideal es de 10 a 14, mi semana óptima es de martes a jueves, mi concepto de buena inversión es un lunes en un spa o un viernes de pícnic en la playa.
Leí un artículo en el que la autora propone evitar el burnout a toda costa implementando lo que llama un DMV o Día Mínimo Viable .
Me doy cuenta de que esa es mi estrategia de supervivencia en situaciones de agotamiento. Se trata de conseguir una jornada funcional de emergencia con claves como estas:
Logra algunas cosas pequeñas que cuenten como una victoria.
Gana algo de tiempo para descansar.
Haz el mínimo absoluto. La priorización es clave.
Úsalo como ejercicio de aprendizaje. Sé curiosa, incluso si no tiene ganas de hacer mucho más.
Y lo más importante: "Atraviesa el día. No te rindas."
Siguiendo esta filosofía, hoy me he ocupado de:
mensajes imprescindibles por email y whatsapp,
un par de de pagos online
tareas domésticas básicas como preparar una ensalada para dos y barrer lo más evidente,
higiene personal nivel principiante
El resto del día lo he utilizado en otras actividades poco útiles a primera vista: pensar, divagar, conversar, escuchar música.
Buena parte de la tarde la he consumido en los cuatro capítulos de una miniserie sueca que es un anexo (spin-off según me confirma mi hija) de otra serie de tres temporadas que vi el año pasado.
"The Restaurant", que tiene una superproducción de época impecable, sigue durante dos décadas la vida de los propietarios y el personal del Djurgårdskällaren. En este desvío temporal la trama se concentra en el verano de 1951, antes, durante y después del Midsommar, esa fiesta de solsticio que yo he conocido en los catálogos de Ikea.
Es un drama familiar y romántico, con personajes de una profundidad psicológica compleja. El actor principal es tan sexy como un arenque en vinagre pero de tan buen corazón (además chef), que te acaba conquistando. Ella, Nina, aunque no desafía los estereotipos de belleza, sí que cuestiona los roles femeninos que le vienen asignados y así la maternidad, la monogamia, la vocación, presentan un obstáculo tras otro en su devenir cotidiano.
Temas que, con menos glamour y presupuesto, también están presentes en el mío.
"Atraviesa el día, no te rindas", me susurro como un mantra.
Notas al pie:
Artículo
Feeling Overwhelmed? You Need an MVD—That’s Minimum Viable Day, en Medium
Series
The restaurant
The restaurant: 1951
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