ensayos minimalistas // 01 la magia del caos
No es fácil enfrentarme a la marea informe y azarosa de objetos. Cada cosa ha sido cultivada, construida, manufacturada, transportada, comprada, deseada. Y ahora me mira, cada cosa, desde ese purgatorio, esperando mi decisión. ¿Me hace feliz? Materia y energía. Ensayo y error.
1/ La magia del caos
Ya tengo todas mis pertenencias de este lado de la frontera.
La frontera entre mi antigua casa en la ciudad y el nuevo domicilio al lado del mar.
Entre el pasado y el presente-futuro.
Entre la vida hasta los cuarentaytantos y la de los cincuenta plus.
Entre el hogar de una familia con tres hijos adolescentes y el espacio de una mujer con estado sentimental y civil en deconstrucción.
No es fácil enfrentarme a esa marea informe y azarosa de objetos. Cada uno es una suma de circunstancias milimétricas, una serie de apegos efímeros y secuenciales.
Materia concreta, ocupación de un espacio físico en el universo.
Y a la vez energía, mucha energía.
Cada cosa ha sido cultivada, construida, manufacturada, transportada, comprada, deseada.
Y ahora me mira, cada cosa, desde ese purgatorio, esperando mi decisión.
Vuelvo al libro de Marie Kondo "La magia del orden" como si fuese una biblia, un corán, un talmud, un Bhagavad-gītā, en busca de respuestas.
Me dice que solo me quede con lo que me da alegría, felicidad. Que los calcetines cuando se guardan en un cajón descansan de su tarea y por eso hay que colocarlos de una manera particular. Que la ropa se siente mejor cuando comparte armario con sus similares. Que sea implacable en la selección. Que si miro atrás me convertiré en estatua de sal.
Yo me encuentro observando estos montones de artefactos y prendas y tanta información difusa me bloquea. Me abruma.
La pregunta correcta es qué puede hacerle feliz a mi yo ideal, el de los próximos años, y para esto debo construirme un yo ideal primero.
Entonces ahí me quedo, sin saber si un exprimidor eléctrico significa zumo fresco, inicio, desayuno saludable, o solo unas buenas intenciones acumulando grasa en la cocina hasta la próxima mudanza. Si se queda en el cielo de la nueva casa o desciende al infierno de una deixalleria.
He decidido que este será mi diario de verano. La minimalista en mí luchará contra el caos y lo vencerá. La escritura y mi fiel caterva de lectoras convertirán toda esta basura en material creativo y diálogo.
El orden profundo es íntimo, solitario. Poniendo palabras a este intento ya no me sentiré tan sola.
¿Me acompañas?