ensayos minimalistas // 03 ocho cafeteras y ningún café

No es fácil enfrentarme a la marea informe y azarosa de objetos. Cada cosa ha sido cultivada, construida, manufacturada, transportada, comprada, deseada. Y ahora me mira, cada cosa, desde ese purgatorio, esperando mi decisión. ¿Me hace feliz? Materia y energía. Ensayo y error. 

3 / ocho cafeteras y ningun café

Me cuesta empezar el día sin un café. Si está bien caliente, con el punto justo de intensidad, leche espumosa y un poco de azúcar, ya es la gloria. Pero en el fondo lo único que necesito es la cafeína. Solo para arrancar. Soy una adicta puntual y recatada, de monodosis matutina.

Hoy me encuentro en una paradoja de exceso. Entre mi nueva casa y mi nuevo espacio de trabajo, distante uno de otro en menos de 100 metros, tengo unas ocho cafeteras, diez a lo mejor. Hay de cápsulas, de filtro, italianas, de presión y un robot alemán que prepara veinte variedades después de moler el grano.

Sin embargo, no pude preparar ni una taza. 

En casa se me acabaron las cápsulas, la eléctrica de filtro, que es eficiente, la tenía abajo y la italiana tarda una eternidad. En el local solo tengo café de grano aunque ahora sí que podría esperar a la cafetera que se calienta a fuego lento.

El robot no vale la pena encenderlo si no es al menos para una reunión de cuatro personas, porque hace una autolimpieza antes de arrancar y después de acabar su tarea que gasta un litro de agua, además de protagonizar un escándalo considerable de vapor y soplidos que es todo un evento en sí si lo puedes lucir frente a las invitadas, pero pierde todo sentido en solitario.

Ahora tengo todos los trastos que ayer no logré avanzar, a mis espaldas, trabajo en el ordenador pendiente, frente a mis ojos, y ni un triste café en sangre.

Si tuviera la energía suficiente me iría a desayunar al bar de la esquina. Con un poco más de gasolina corporal llegaría al super a buscar cápsulas para no enfrentarme al mismo dilema mañana. 

Las moralejas las dejaré a vuestra imaginación.

Me tomaré unos mates y a ver qué.