Me secuestra un dolor irracional
¿Acaso hay algún dolor que venga de la razón y no del alma?
Arrancar capas de piel para ser otra
Sumergirme en esta intensidad como si fuera una piscina (y no sé nadar)
Dejarme asfixiar por la nostalgia
Releer los mensajes de Ex
Enumerar las hipótesis sobre los futuros improbables del pasado, esos giros de guión que no fueron y que nunca serán
Todo lo que me aleje de la aceptación duele, duela
Y hago un inventario de estrategias para eludir el dolor
Nutritivas:
Una (o veinte) reunión con las amigas
Trabajar
Escribir
Leer (o escuchar audiolibros)
Ver una película (pone pausa a la película mental)
El chocolate (con moderación)
Bailar (oh yes, I will survive de Gloria Gaynor, una precursora ochentosa y elegante del despecho de Shakira: I got all my life to live, I got all my love to give)
Hablar con mis hij@s, sabiduría de generación zeta
Avanzar con esos trámites que me dan pereza pero que aportan mucho a mi nuevo orden (el esqueleto terrenal de lo cotidiano)
Limpiar (en modo potencial, si limpiara o limpiase)
Caminar por la playa, a cualquier hora, con cualquier clima
Bordar siguiendo el mandato de la aguja
Por sobre todas las cosas: ser amable conmigo misma
Tóxicas:
El chocolate (con dulce de leche, en cantidades excesivas, o recubierto de brillantes colores y tramposas dosis)
Romper el contacto cero con Ex usando cualquier Ex-cusa
Entrar a tinder
Sí, Tinder…
“Si eres guapa o rica o tienes suerte
quizá rompas con las leyes de los hombres
pero contra las leyes internas del espíritu
y las leyes externas de la naturaleza
nadie puede.
No, nadie puede…”
Joni Mitchell , The Wolf That Lives In Lindsay
Citado en “Mi año de descanso y relajación”, de Ottesa Moshfegh, Alfaguara