Cuaderno de emancipación #07
Planillas de cálculos de consecuencias incalculables. The end.
Ante la necesidad de actualización familiar para próximos pasos, entro a un excel de mayo del 2022 en el que había tres opciones de vivienda, con sus cifras y fórmulas.
Por eso era un excel y no otra cosa, aunque el debate también se sostuvo en decenas de mensajes, emails, conversaciones de día, de noche, en la mesa, en el bosque, con lágrimas, con risas, con gritos, con susurros.
Siempre pienso el tiempo como un trozo de arcilla; hay un momento moldeable, otro en que solo se puede romper, o esculpir a martillazos. En ese excel aún la arcilla estaba tierna.
Ahora mi casa es la vasija ya horneada de ese momento. Y se presentan trozos de barro fresco para otras decisiones.
Hablo con Hijo Mayor. Están comiendo. Viven los tres juntos con Hija y con Hijo Menor. Han tenido una situación difícil que resolvieron en equipo. Estoy tan orgullosa de ellos. Sostener la respiración, los sobresaltos, el latido, a la distancia, apoyando sin interferir, escuchando sin aconsejar (demasiado, solo un poco).
Me dice que comen macarrones. Prometo visita con cocina. Unos platos que consumirán en la mitad del tiempo para el que fueron concebidos. Lo importante es que persistan en la memoria, asentados sobre los olores de infancia y los sabores confortables de la costumbre.
Opciones y más opciones. Se les presentan cada día mientras descubren que esa es casi la ocupación principal de una persona adulta. Elegir un camino sabiendo que se renuncia al resto. Incluso, y sobre todo, cuando no se decide nada. La omisión es sufragio, no existe el voto en blanco para la vida.
Me doy cuenta de que hace semanas no escribo estas cartas. La energía de mi escritura personal está ahora invertida en mi vida personal. Y en los talleres de escritura. Y en un texto más largo que espero publicar alguna vez (en papel, el clásico legitimador del oficio) que se inicia como diario brutal y en bruto, como notas para mí misma cuando me dedique a estructurarlo.
Tengo mucho tiempo que nunca me alcanza para las cosas banales.
Estoy convencida de que no existe la receta de la felicidad (ni la necesitamos) pero que hay algo que se le asemeja bastante: la creación de cualquier índole. Acomodar las fobias, traumas y miedos en diversos cajones artísticos, para observar la alquimia infalible que convierte todo ese exceso en una suerte de calma colorida.
Como adulta, ya no en prácticas sino en pleno ejercicio, tengo que tomar decisiones. Y decido dedicar gran parte de mi tiempo a mis simples artes, los textos, los textiles. La vida pasará igualmente, aunque sin sal ni condimentos, si les soy esquiva.
Y así como un día abrí estos cuadernos de emancipación, hoy me vino como una flecha de claridad meridiana, que habían llegado a su fin. No el tránsito vital, que apenas se ha inaugurado, sino esta serie. Me canso rápido de mí misma.
Creo que ya tengo la inspiración para la próxima, un poco más alejada de mi ombligo.
(debajo, poemas de Cristina Peri Rossi y de Idea Vilariño, encontrado en un libro de papel dos veces que hice libromancia en La Central del Raval; instrucciones: abrir un libro en cualquier página, leer en voz alta, creer fervientemente que la Diosa Literatura nos envía un mensaje cifrado)
Las pocas veces
que he sido feliz
he tenido un profundo miedo
¿cómo iba a pagar la factura?
Sólo los insensatos
-o los no nacidos-
son felices sin temor.
Se busca musa. Abstenerse flacas
resentidas travestidos y envidiosas.
Sueldo escaso
noches de amor intenso
y libros como hijos.
Cristina Peri Rossi
(Montevideo, Uruguay, 1941)
Reside en España
ESCRITORA/POETA/LICENCIADA EN LITERATURA COMPARADA/PERIODISTA/TRADUCTORA
de Estrategias del deseo, Editorial Lumen, 2004
para leer MÁS
QUIERO
Si acaso estás jugando
si llevaste el juego hasta ese punto
porque yo no aceptaba nada menos
bueno
juego
me gusta
sigo
quiero.
No podría jurar que yo hago más.
Idea Vilariño
(Montevideo, Uruguay, 1920-2009)
Poesía Completa, Editorial Lumen
Andrea, te entiendo mucho con lo que escribes y me siento muy identificada. Con lo de cansarme y con lo de alejarme de mi ombligo también.
Aunque me da pena dejar de leerte en este formato que me encanta y creo que dominas de manera maravillosa, apoyo tu decisión y te deseo mucha felicidad con los nuevos proyectos. Estaré encantada de seguirte y leerte allá por dónde vayan tus pasos literarios y decidas compartirlos.